“Todos los seres humanos ideamos algún mecanismo que nos permite, al despertarnos cada mañana, estar seguros de que somos la misma persona que se fue a dormir la noche anterior”
GORDON W. ALLPO
1. Concepto
Nos adentramos en el segundo paso de nuestro plan Orienta2 al Empleo UXE y en este caso se trata de la pregunta: “¿Cómo eres?” en realidad es la segunda parte del primer paso, al igual que en el siguiente mes seguiremos avanzando en lo mismo EL AUTOCONOCIMIENTO en sus varias versiones posibles.
Y sí… ahora la pregunta que te planteamos es la siguiente, ¿sabes realmente cómo eres?
Quizás que si diste y trabajaste el primer paso ya sabes contestarla, pero ahora viene la diferencia ¿Qué dirías si te lo pregunta un compañero? ¿Y si te lo preguntaran en una entrevista de trabajo?
El concepto de uno mismo o el Autoconcepto se define como la percepción que el individuo tiene sobre sí mismo, y se fundamenta en las vivencias que se hayan tenido con los demás, así como en las atribuciones que él mismo hace de su propio comportamiento y/o de los diferentes aspectos que configuran su personalidad tales como: el plano corporal, psíquico, comportamental y/o social.
2. Desarrollo
El autoconcepto se considera una necesidad humana muy poderosa que es esencial para una vida sana, por lo que, si al momento de autodescribirnos nuestros juicios de valor son positivos, el concepto que tengamos sobre nosotros mismos será satisfactorio generando un buen funcionamiento vital y logrando la fase final de autorrealización; si, por el contrario, proyectamos sentimientos negativos dará lugar a que nuestro autoconcepto sea negativo.
La importancia de este concepto radica en la habilidad o la competencia social, imprescindible para el proceso de búsqueda de empleo, ya que influye sobre la persona en cómo se siente, cómo piensa, cómo aprende, cómo se valora, cómo se relaciona con los demás y, en definitiva, cómo se comporta, indicador fundamental en una entrevista de trabajo.
Cabe decir, que a medida pasan los años, el autoconcepto se va forjando más estable y con mayor potencialidad para dirigir nuestro comportamiento, así las diferentes dimensiones del autoconcepto han de ser entrenadas para poder solventar las situaciones más complejas que se nos presenten, en este caso, centrándonos en el terreno laboral ante una situación de desempleo.
El concepto de uno mismo, a pesar de pertenecer al terreno privado y/o personal, sí que lo manifestamos de manera pública a través de nuestros comportamientos, expresiones o apariencia física, ello nos permite mantener y reafirmar la imagen que nos hemos formado de nosotros mismos.
Por tanto, a la hora de trabajar en nuestra búsqueda de empleo, hay que prestar atención a la impresión que proyectamos a los demás y si ésta es funcional y saludable y nos permite adaptarnos, convivir y disfrutar de ciertas garantías de la mejor manera posible.
La Palabra, es otro recurso que nos define, revela quienes somos y cómo somos siendo imprescindible tener un adecuado uso del lenguaje.
El lenguaje corporal, (forma de vestir, expresiones faciales, postura, gestos, mirada, tono de voz,...,) también pueden condicionar el éxito o el fracaso en un proceso de selección, ya que proporcionan señales sobre el estado de ánimo, intenciones e incluso la manera de ser.
También es llamativo destacar que la representación de uno mismo está vinculada con las personas con quien nos asociamos en público; es decir, queremos que se nos relacione con grandes empresas y de reconocido prestigio, con personas poderosas, exitosas, atractivas, populares.
Ante un proceso de búsqueda de empleo, debemos proyectar una imagen lo más ajustada a nuestro ideal, siendo congruente con quiénes somos y cómo somos, de lo contrario, se pueden generar situaciones con episodios de ansiedad cuya causa radica en que la persona quiere dar una cierta impresión, pero está convencida de que no lo logrará.
2.1. FACTORES QUE DETERMINAN EL AUTOCONCEPTO.
Según el Psicólogo humanista Carl Rogers, el concepto de sí mismo se compone de tres factores diferenciados:
- La imagen de ti mismo, o cómo te ves
Es importante destacar que la auto-imagen no coincide necesariamente con la realidad.
En ocasiones, las personas pueden percibir una auto-imagen muy positiva y creer que las cosas son mucho mejor de lo que en realidad son, o por el contrario, tener una auto-imagen negativa y engrandecer las debilidades.
Esta noción se ve condicionada por determinados factores, como la influencia de la familia, los amigos, los compañeros, los mass media, etc. y ésta a la vez se configura en base a la combinación de dichos elementos.
- La autoestima, o cuánto te valoras
La autoestima se refiere a cuánto nos valoramos.
La autoestima implica un grado de evaluación y por tanto puede resultar en una visión positiva o negativa de nosotros mismos.
Existen 4 factores que influyen en la autoestima según Argyle (2008):
1) La reacción de los otros. Si la gente nos admira, nos adula, nos busca, nos escucha con atención y se manifiestan de acuerdo con nosotros, tenderemos a desarrollar una autoestima positiva. Si por contra nos evitan, nos descuidan, nos dicen cosas sobre nosotros mismos que no queremos oír, también nuestra propia valoración será negativa.
2) La comparación con los demás. Si cuando nos comparamos con personas de nuestro grupo de referencia, concluimos que estas personas son más exitosas, felices, ricas o guapas que nosotros, tenemos la tendencia a desarrollar una auto valoración negativa, si es al revés, nuestra autoestima se verá reforzada.
3) Los roles sociales. Algunos roles sociales llevan aparejado cierto prestigio, por ejemplo, médicos, pilotos, deportistas, presentadores…Esto sin duda promueve una autoestima elevada. Otros roles sin embargo están estigmatizados, la consecuencia sobre nuestra estima será baja.
4) Identificación. Llegamos a identificarnos con las posiciones que ocupamos, los papeles que desempeñamos y los grupos a los que pertenecemos.
- El Yo ideal, o cómo te gustaría ser
En muchos casos, la forma en que nos vemos y cómo nos gustaría vernos a nosotros mismos no coincide. Esto significa que los auto-conceptos no siempre están perfectamente alineados con la realidad.
Según Carl Rogers, el grado en que el autoconcepto de la persona coincide con la realidad determina el grado de congruencia o incongruencia.
2.2. FUNCIONES DEL AUTOCONCEPTO.
- Le permite relacionarse con otros individuos y con el medio ambiente.
- Satisface las necesidades básicas que crean su personalidad.
- Condiciona su conducta.
- Aumenta la competencia social entre individuos.
Para dar por concluido este capítulo, quiero recalcar que:
La persona que sabe cómo es y que se valora positivamente a sí misma manteniendo esta actitud, es capaz de plantearse metas dirigiendo sus esfuerzos hacia esa realización, dejando constancia de:
“¡SÍ PUEDO LOGRARLO!!,
¿Y TÚ, PUEDES LOGRARLO?